A breath of hope


   Os traigo otro micro-relato escrito para mis clases de inglés. 
   Espero vuestras opiniones, y como siempre y por encima de todo, espero que os guste.

Besos,
   Tatirealgomez_mdw



A breath of hope


Blinking repeatedly annoyed by the weak light emitted from the ramshackle bulb that sways awkwardly against any natural law over my head.

I stop in front of the mirror to see what's left of me. Brown hair has cleared due to the countless hours that I was obliged to stay in the sun. My eyes are still green with green flecks, although my eyes have lost some of its brightness. My hands are still big and calloused. And my skin is olive. Small scars and bruises adorn my back and torso. For more than shout, nobody hears my voice. I want to release all I have left air and end my life once and for all. But I cannot. It would be very selfish of me.

I lost track of time.

War destroys everything we want. It leaves us empty. Sometimes I think my heart has been ripped out of my chest, torn and used to feed birds of prey. At night I wake up startled with his hand on his chest. I have nothing left, just memories.

Not long ago the war between Spain and England came to an end. The survivors returned to their homes. The known as the Spanish Armada had been defeated, and order was restored. I wonder what makes the difference between winners and losers. I was in that battle and I do not feel a winner.

The sound of footsteps took me back to reality warning me of possible danger. Holding on a small knife that I always carry in my pocket I walked downstairs. 'Who could be?' I wonder. When the war ended I returned to my hometown to discover that my parents had died. This news was what led me to the limit. My best friend had died due to a serious illness. My fiancée had married a much more handsome and rich man than me. And now there was no one waiting for my return. I decided to live in a small house where there´s no one in a small unknown village. I am working in a farm; it is not much but at least is something.

This time the sound of an object falling down alert me.

I run even faster entering the dining room to find out what seems to be a host. There, in front of me, the spitting image of my best friend was standing with a huge smile.

“Who are you?” I asked hesitantly with a knot in the stomach. His hair was also blonde ash and his light brown innocent eyes were looking at me.  In his right hand was holding a letter.

“My name is Drake and I´m six years old” he started telling me “My father told me I´m a big dragon. Oh, my father is dead and my mother to” I looked at him shocked “M father was a soldier. Ones he told me I have a big uncle but I never known him, until now” At this moment I even forget how to breath

“Who is your father...Drake?”  I asked knowing the answer

“Patrick Sullivan” he answers with an ever bigger smile. I dropped into the nearest couch tired. So much information at once does not sit well or your worst enemy. He is my best friend son. My best friend is dead. “Are you going to take care of me, no?” he asked dubitative.

I am so confuse. I do not know how to take care of a child and if that wasn´t enough, my past is constantly tormenting me. What should I do?

“I...I promise I´m going t-to be a god boy” he said with tears in his eyes “I´ll clean everything and...I´ll make my bed and...”  Abruptly I stopped his babble nonsense.

“Look at this face” Obediently he does. “I also went to the battle. I was a soldier of the marine. Under this face are hidden many secrets. Can you accept someone like me?”

“I like the scar on your cheek.” he honestly answers



Drake and I are a family. He really is a god boy. When he firsts heard me screamed because a nightmare, he asked if he could sleep with me. I thought no one was waiting for me but there he is, my little breath of hope. 



             
                    




Un soplo de esperanza




Parpadeo repetidas veces molesto por la débil luz que emite la destartalada bombilla que se balancea torpemente contra toda ley física sobre mi cabeza.

Me detengo frente al espejo para contemplar lo que queda de mi persona. Mi cabello castaño se ha aclarado debido a las innumerables horas que me vi en la obligación a permanecer bajo el sol. Mis ojos siguen siendo verdes con motas verdes, aunque mi mirada ha perdido parte de su esplendor. Mis manos son grandes y callosas. Y mi piel es aceitunada. Pequeñas cicatrices y hematomas adornan mi espalda y torax. Por más que grite, nadie escucha mi voz. Deseo soltar todo lo que me queda de aire y acabar con mi existencia de una vez por todas. Pero no puedo hacerlo. Sería muy egoísta de mi parte.

Hace mucho que perdí la noción del tiempo.

La guerra acaba con todo lo que queremos. Nos deja vacios. En ocasiones creo que mi corazón ha sido arrancado del pecho, desgarrado y utilizado para alimentar  a las aves rapaces. Por las noches me despierto sobresaltado con la mano en el pecho asustado de un no encontrar latido en él. Ya no me queda nada, solo recuerdos.

Hace no mucho que la guerra entre España e Inglaterra llegó a su final. Los supervivientes volvieron a sus hogares. La que se conocía como la Armada Invencible había sido derrotada, y el orden se había restaurado. Me pregunto que marca la diferencia entre vencedores y vencidos. Yo estuve en aquella batalla y no me siento un vencedor.

El sonido de unos pasos me devuelven a la realidad y me alertan de un posible peligro. Sujeto con fuerza una pequeña navaja que llevo siempre en el bolsillo y bajo las escaleras. “¿Quién podrá ser?” me pregunto. Cuando la guerra terminó regresé a mi pueblo natal para descubrir que mis padres habían fallecido. Esta noticia fue la que me llevó al límite. Mi mejor amigo había muerto debido a una grave enfermedad. Mi prometida se había casado con un hombre mucho más guapo y rico que yo. Y ahora ya no quedaba nadie esperando mi regreso. Tras estos sucesos, decidí vivir en una pequeña casa de un pequeño pueblo. Trabajo en una granja acompañado de un hombre mayor y su esposa. Duermo. Como. Y vuelvo a empezar la rutina. Todos los días son iguales.

Está vez, el sonido de un objeto al chocar contra el suelo me alerta.

Corro aún más rápido hacía el comedor encontrándome un inesperado huésped. Allí, frente a mí, la viva imagen de mi mejor amigo me espera con una gran sonrisa. 

-¿Quién eres?- le pregunto vacilante con un nudo en el estómago. Su cabello también es de un rubio ceniza, y sus inocentes ojos marrones me miran dubitativos. En su mano derecha sostiene una carta.

- Mi nombre es Drake y tengo seis años- empieza a decirme.- Mi padre me dijo que soy un gran dragón. Oh, mi padre está muerto al igual que mi madre- lo miro atónito.- Mi padre era un soldado. Él me dijo que tengo un gran tío, pero nunca lo he conocido,… hasta ahora- en ese preciso momento se me olvida cómo respirar

-¿Quién es tu padre... Drake?- pregunto aún sabiendo la respuesta

-Patrick Sullivan- responde con una sonrisa cada vez más grande. Me dejo caer en el sofá más cercano. Tanta información a la vez no le sienta bien ni a tu peor enemigo. ¡Es el hijo de mi mejor amigo! Mi mejor amigo está muerto. -¿Vas a cuidar de mí, ¿no?- me pregunta esperanzado.

Estoy tan confundido. No sé cómo cuidar de un niño y si eso suficiente, mi pasado está constantemente atormentarme. ¿Que debería hacer?

-Yo... yo prometo ser un b-buen niño -  dice con lágrimas en los ojos- voy limpiar todo y-y voy a hacer mi cama y...- Abruptamente detuve su balbuceo sin sentido.

-Mira esta cara- obediente cumple mi petición. - También fui a la batalla. Yo era un soldado de la marina. Tras esta cara se esconden muchos secretos. ¿Eres capaz de aceptar a alguien como yo?

-Me gusta la cicatriz en su mejilla.- Contesta con honestidad





Drake y yo somos una familia. Él es realmente un gran chico. Cuando por primera vez me escuchó gritar debido a una pesadilla, en vez de huir me preguntó si podía dormir conmigo. Aún me queda una batalla por librar, pero en esta ocasión no habrá ninguna perdida. Pensé que nadie me estaba esperando, pero ahí está, mi pequeño soplo de esperanza.






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